Frida’s Lab es el proyecto de tres hermanas españolas muy ligadas a México desde pequeñas.

Las tres recordamos las meriendas en casa de nuestra Abuela Sonia con muchísimo cariño. Cada vez que volvía de México, después de varios meses visitando a familiares y amigos, nos invitaba a su casa para darnos los regalos que traía en su maleta. Ella jamás los envolvía, ni les ponía una etiqueta con el nombre. Sino que aseguraba que eran “tesoros”, que había encontrado en diferentes mercados y que buscaban dueño.

Luego pasábamos la tarde merendando sincronizadas (tortillas de maíz con jamón y queso) y escuchando las mil y una historias de sus viajes. Siempre sentadas en su enorme chéster de cuero verde, frente a un maravilloso retrato, que le pintó su amigo del alma Alfonso Abelenda.

En 2018, dos de nosotras, nos mudamos a Tulum y empezamos a viajar por el interior del país para descubrir, de primera mano, todos los tesoros `made in Mexico´ que traía nuestra Abuela.

Durante nuestros viajes al interior del país hemos conocido a las personas que hay detrás de cada bordado. Talleres regentados por familias donde las nuevas generaciones continúan un legado que les dejó su abuela y que, comparten con sus hijas, nietas y otras parientes del pueblo.

Los taller-hogar están siempre llenos de mujeres, que entre hilos de colores, metros de manta y conversaciones profundas bordan cada prenda.

La ilusión de acercar estas obras de arte al mundo, creando un comercio justo y una de las míticas frases de la gran Frida Khalo: “Pinto flores para que así no mueran” inspiró nuestro leit motiv y el nombre de la marca: Frida’s Lab donde: